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domingo, 8 de noviembre de 2009

MERCADOS Y CAMPOS FERIALES



Se ha comprobado que en la
capital existen 274 mercados informales. De ellos el 64% ha sido edificado por los ambulantes mismos a travÚs de sus organizaciones y el 285 por empresas formalmente establecidas por encargo de los informales o pera ser vendidos por ellos, sobre el 9% restante no se tiene informaci¾n. En general, se trata bßsicamente de establecimientos fuera de la via publica, edificados con material noble, debidamente equipados con cßmaras frigorificas, almacenes, puestos individuales y servicios higiÚnicos.
Como adelantamos el ILD comprobó que en la capital del total de mercados informales, el 63% ha sido edificado por los ambulantes mismos a través de sus organizaciones y el 28% por empresas formalmente establecida por el encargo de los informales o para ser vendidos a ellos; sobre el 9% restante no se tiene información.
En general se trata básicamente de establecimientos fuera de la vía pública edificados con material noble debidamente equipados con cámaras frigoríficas almacenes puestos individuales y servicios higiénicos.
De acuerdo con las informaciones recabadas la mayor concentración de esos mercados se encuentra en San Juan de Lurigancho, luego le siguen Lima, Comas y San Martín de Porras. Al final de la tabla van Magdalena del Mar, Miraflores y San Borja al igual que San Isidro y la Molina.
Todo ello acredita que los mercados informales se encuentran básicamente al
servicio de las clases menos acomodadas, toda vez que más de la mitad de los mercados existentes se hallan en asentamientos informales.
No obstante a través del
gobierno central o los municipios, el Estado ha tratado de terciar este proceso aunque infructuosamente.
En vista a las limitaciones del
estado para construir mercados desde 1981 los municipios han empezado a habilitar campos feriales como otra manera de reubicar a los ambulantes fuera de la vía pública. De esta forma han habilitado los campos feriales de "Polvos Azules", "Amazonas", "Miguel Grau", "Virgen de Lourdes", "Plaza Castañeda", "Polvos Rosados", "Naranjal" y "Las Malvinas".
En este caso sin embargo, no se trata de construcciones debidamente equipadas sino precarios "mercadillos" construidos con madera y estera sobre la misma calle. Además a diferencia de los que sucede en los mercados en estos campos feriales el Estado a tratado de inmiscuirse directamente en la actividad empresarial de los comerciantes a través de una serie de restricciones en el uso y traspaso de los puestos. No obstante los cual estas
operaciones han continuado realizándose a espaldas de las autoridades.
En realidad la importancia de los campos feriales es pequeña dentro de la totalidad del comercio informal a pesar del
interés político que han tenido las autoridades al auspiciarlos.
Si tomamos en consideración el
valor de los mercados informales respecto de la inversión efectuada en los campos feriales, la comparación favorece a los mercados: frente a los 40,9 millones de dólares en infraestructura de los mercados informales los municipios han invertido en los campos feriales solamente 85 mil dólares. Aún si consideramos el aporte de los ambulantes en el mejoramiento de sus puestos dentro de los campos feriales que asciende a 405 mil dólares la diferencia es abismal.

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