Los problemas que origina el comercio ambulatorio no sólo atentan contra el orden urbano y el ornato, en los cuales provoca caos, sino también afecta al ecosistema, a la seguridad ciudadana y a la integridad pública. Los principales centros de abastos lambayecanos, el Mercado Modelo y Moshoqueque, ambos ubicados en Chiclayo, han sido declarados en emergencia por el Instituto de Defensa Civil, pues sus vías de escape, señalizaciones, conexiones clandestinas de electricidad y tránsito vehicular congestionado, se han convertido en una bomba de tiempo. Un temblor, un incendio o alguna otra catástrofe, resultaría dantesca.Salvo en calles céntricas de Chiclayo, los transeúntes se ven casi obligados a caminar por la pista ante la invasión, que hacen los comerciantes ambulantes, de las veredas, lo que representa un riesgo constante de accidentes por la tugurización. Los deshechos orgánicos e inorgánicos que diariamente arrojan a la vía pública es otra de las graves consecuencias del comercio informal. Verdaderas montañas de basura y fuerte hedor suelen aparecer cerca de la zona urbana, o adyacentes a asentamientos humanos y pueblos jóvenes, transformándose en focos infecciosos, e incubadora de enfermedades sobre todo en el verano.
El caos causado por el comercio informal es aprovechado para traficar con especies autóctonas. Vivo, en aceite o su carne, suele ofertarse el pacazo.Tema aparte, es la contaminación por ruido. Chiclayo fue subsede de la Copa América Perú 2004, en noviembre pasado, y los turistas argentinos, uruguayos, mexicanos y ecuatorianos, quedaron pasmados por el cotidiano escándalo sonoro, que en sus ciudades natales está regulado y prohibido, en resguardo del sistema nervioso. Desde muy temprano, las calles chiclayanas se ven bombardeadas por mensajes simultáneos de megáfonos ofertando fruta, bocinazos ofreciendo “un carrera” o expresando ansiedad a otro conductor, altoparlantes fuera de los comercios, entre otros. Los hospitales Las Mercedes y Naylamp, del Ministerio de Salud y de la Seguridad Social respectivamente, se encuentran expuestos diariamente a esta práctica atentatoria.
Calle Arica. La actividad informal, alrededor de los mercados, y la deficiente limpieza pública, agravan el problema de contaminación ambiental en el centro de Chiclayo.
El caos causado por el comercio informal es aprovechado para traficar con especies autóctonas. Vivo, en aceite o su carne, suele ofertarse el pacazo.Tema aparte, es la contaminación por ruido. Chiclayo fue subsede de la Copa América Perú 2004, en noviembre pasado, y los turistas argentinos, uruguayos, mexicanos y ecuatorianos, quedaron pasmados por el cotidiano escándalo sonoro, que en sus ciudades natales está regulado y prohibido, en resguardo del sistema nervioso. Desde muy temprano, las calles chiclayanas se ven bombardeadas por mensajes simultáneos de megáfonos ofertando fruta, bocinazos ofreciendo “un carrera” o expresando ansiedad a otro conductor, altoparlantes fuera de los comercios, entre otros. Los hospitales Las Mercedes y Naylamp, del Ministerio de Salud y de la Seguridad Social respectivamente, se encuentran expuestos diariamente a esta práctica atentatoria.
Calle Arica. La actividad informal, alrededor de los mercados, y la deficiente limpieza pública, agravan el problema de contaminación ambiental en el centro de Chiclayo.
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